Una tierra cultivada anteriormente no permanece en barbecho por mucho tiempo; en sólo unas pocas décadas puede convertirse en un bosque. Esta transición va acompañada de una sucesión de pasos.
El campo cultivado en monocultivo es muy productivo, pero es muy pobre en biodiversidad; ésta consiste en el cultivo mismo y algunas plantas silvestres que intentan sobrevivir como La Ambrosia, la Orobanche Ramosa, la bardana común, la Datura, la Alopecuros, la Centinodia, el Raigrás o césped inglés... Desafortunadamente, en las últimas décadas las hierbas adventicias como las plantas mesicolas se han vuelto difíciles de encontrar debido a los pesticidas.
A medida que el cultivo cesa, en sólo unos meses el estrato herbáceo explota con las hierbas mencionadas anteriormente y otras plantas como zanahorias silvestres, gramíneas, el plantago o llantenes, el senecio, ortigas....
Unos años más tarde la vegetación se eleva y comienza a aparecer el saúco, el cornejo, el rosal silvestre, zarzas, un endrino... La zarzamora es una especie pionera de estos páramos abandonados. Muy melífera, dando una excelente fruta, es un refugio natural para muchos animales. Bajo su exuberante vegetación y espinas protegerá el crecimiento de árboles jóvenes.
Los árboles que aparecen espontáneamente, incluso estando dispersos, servirán como hogar para especies frugívoras, aquellas que se alimentan de frutos, que seguirán sembrando y perpetuando este joven bosque. Si el estrato del árbol encuentra condiciones de desarrollo adecuadas, eventualmente privará a todos los demás estratos de luz, lo que hará que desaparezcan en su mayoría. El bosque así creado no durará para siempre y, si se deja solo, poco a poco los árboles morirán y caerán y luego habrá un nuevo ciclo de repoblación espontánea, que enriquecerá la biodiversidad.
Las serapias cordigera o en corazón es una especie de orquídea fácilmente reconocible por la forma de corazón de su labelo.
Es una planta que mide entre 20 y 40 cm. Su tallo frondoso tiene ranuras púrpuras. Su inflorescencia en espiga es corta y densa y reúne entre 3 y 10 flores.
A esta especie le gustan los ambientes abiertos o semiabiertos. Se puede encontrar en antiguos campos de cultivo, viejas viñas o en bosques claros.
Si la vegetación no se mantiene regularmente en el estrato herbáceo, esta orquídea desaparece.